A la hora de pintar la elección de un pincel es muy importante.  Es justamente por esto que hoy les acercamos unos cuantos consejos:

En primer lugar se debe tener presente que existen dos clases de pinceles:

– Los pinceles de cerda natural, hechos de crines de animales, que se utilizan para aplicar productos a base solvente como barnices, lacas, poliuretanos, protectores para maderas.
– Los pinceles de mezcla de nylon y poliéster elaborados con fibras artificiales son muy fáciles de limpiar y funcionan muy bien con todo tipo de recubrimientos a base agua como barnices, látex, acrílicos,  hidroplastificantes, protectores para maderas.

Tamaño  y formato del pincel:

Elegir el pincel del tamaño adecuado para realizar un trabajo, puede hacer ahorrar mucho tiempo. La decisión sobre que tamaño de pincel será el mejor dependerá de la magnitud de la superficie que se va a pintar:

– Los pinceles de 1 a 2 pulgadas son adecuados para trabajar en ventanas, persianas, marcos, molduras, objetos.
– Los pinceles de 3 pulgadas funcionan bien sobre superficies planas más grandes, tales como gabinetes, puertas, canaletas, escalones, estantes, zócalos, etc.
– Los pinceles de 4 pulgadas deben ser reservados para áreas planas como pisos de madera, revestimientos.

Recomendaciones básicas:

– Es importante que el pincel esté perfectamente limpio.  Es conveniente sumergir las cerdas en el mismo diluyente con que se va a diluir la pintura, escurrirlo bien y empezar luego el trabajo.
– No utilizar el pincel de aplicación para eliminar polvo.
– No introducir la totalidad de los pelos en la pintura.
– Cargar el pincel de manera tal que se pueda sostener sin que caigan gotas de pintura al piso.
– Controlar siempre la viscosidad de la pintura. El pincel debe deslizarse con facilidad. Si es dificultosa la aplicación, la pintura necesita dilución.
– Aplicar en la misma dirección de la veta.
– Si se deja de pintar por un breve período, asegurarse que las cerdas del pincel queden sumergidas en pintura.
– En intervalos mayores, sumergir el pincel ligeramente cargado con pintura en un recipiente con el mismo diluyente que se está usando, en cantidad suficiente como para cubrir las cerdas.
– Terminado el trabajo, lavar el pincel repetidas veces en diluyente hasta que quede perfectamente limpio. Lavar luego con abundante agua y detergente. Guardarlo envuelto en papel plástico o de aluminio protegiendo las cerdas y colocándolo en posición plana.

En resumen: Un buen pincel tiene que ser capaz de  retener una adecuada cantidad de pintura, controlar el goteo y las salpicaduras permitiendo esparcirla en un caudal uniforme, minimizando las marcas de las cerdas.

Más información: Sherwin Williams Argentina